Los educadores de calle abordaron a 846 niños y niñas de 0 a 14 años, de los cuales 446 asisten a diario a uno de los 10 Centros de Protección; 45 volvieron a las casas, al hallarse condiciones familiares de protección; 51 fueron derivados a trabajadores sociales, ya que se trata de situaciones que requieren abordaje especial (desnutrición, casos de niños o niñas con alguna discapacidad, etc.); 140 están en proceso de ingreso y 164 niños/as menores de 8 años tienen papás y mamás que han rechazado este dispositivo de protección. Estas cifras son las informadas por los funcionarios del Operativo Verano del Programa Abrazo, que se implementó en la capital paraguaya.
Para proteger a estos niños y estas niñas la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA) del Paraguay., que articula las acciones en forma directa con las CODENIS y la Defensoría de la Niñez de ese país.
Durante las 4 semanas, los focos de mayor concentración de niños y niñas en situación de calle no han variado: Se trata de las intersecciones de Santa Teresa y Madame Lynch, Mariscal López y Perú, General Santos, San Martín, Venezuela y General Garay, Plaza Infante Rivarola, Autopista y San Martín (Casa Rica) y Boggiani y República Argentina.
Otras esquinas donde continúa la concentración son España y General Santos, Sacramento; Eusebio Ayala y San Martín, Félix Bogado y 18 de Julio. Las esquinas del microcentro con mayor concentración son 25 de mayo y Antequera; y 25 de mayo y Brasil.
En gran Asunción, los focos con presencia aún de niños y niñas en situación de calle son Mcal. Estigarribia y Pastora Céspedes y Mariscal Estigarribia y Zavala Cué, de Fernando de la Mora; el Mercado de San Lorenzo, Ruta II en la zona de Súper Seis y Humaitá, frente a San Cayetano y Luisito, en Luque.
“Abrazo” llega aproximadamente a 1.200 niños y niñas, quienes concurren a los 15 Centros Abiertos de Asunción, Encarnación, Ciudad del Este, Concepción, Caaguazú o de los 10 municipios del Departamento Central. Allí reciben apoyo escolar, seguimiento de su asistencia a la escuela, alimentación, atención pediátrica y odontológica, actividades deportivas y de recreación. A su vez, las familias reciben capacitación y apoyo en la generación de ingresos económicos para lograr de esta forma reemplazar el dinero que el niño o niña aporta a la familia. Algunas de estas familias, por su situación de extrema pobreza, reciben además bonos solidarios condicionados a la asistencia de sus hijos e hijas a los centros abiertos y a la escuela.
(Infancia Hoy)
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