Después de la cuestionada designación de una manicura al frente del PAMI en Montecarlo, el Gobierno de nacional nombró a Marcelo Gómez, propietario de una conocida pollería al frente de la oficina de San Vicente. Ni la manicura ni el pollero tienen antecedentes o experiencia demostrable en gestión.
El Centro de Atención del PAMI de Montecarlo tiene un nuevo titular, se trata de Marcelo Gómez, recientemente designado por el Gobierno nacional. Su desembarco no estuvo ajeno de críticas, dado que se trata de un comerciante sin ningún antecedente que lo respalde para ocupar ese puesto. Profesionales de la salud, vecinos y actores vinculados a la gestión pública pusieron el grito en el cielo..
La polémica por el nombramiento de Gómez, propietario de una pollería, remite inmediatamente a otro caso similar, el de la esteticista Rocío Flores que a fines del año pasado fue nombrada al frente del Centro de Atención de Montecarlo. Aquella designación incluso fue cuestionada por la referente libertaria Ninfa Alvarenga quien se refirió al particular en su cuenta de Twitter: “Ah, y en el PAMI de Montecarlo, pusieron de jefa de la delegación… ¡a una manicura!”, publicó..
Antecedentes
Gómez fue incorporado en un cargo clave del PAMI, sin embargo, su perfil ligado exclusivamente al comercio minorista, genera fuertes dudas respecto a su capacidad técnica para desempeñarse al frente de una institución que tiene un rol estratégico en la salud y el bienestar de adultos mayores. En San Vicente, el cargo implica la gestión de prestaciones médicas, entrega de medicamentos, traslados y asistencia primaria para una población altamente vulnerable.
Este nombramiento se suma a una serie de designaciones polémicas impulsadas desde el inicio de la gestión de Javier Milei, en las que personas sin formación específica ni antecedentes en políticas públicas han sido puestas al frente de dependencias estatales clave.
Casos recientes incluyen una influencer sin experiencia en el Ministerio de Capital Humano en Chaco, el hijo de un referente libertario en Desarrollo Social en Corrientes, un exagente inmobiliario como director de un hospital modular en Buenos Aires y una militante libertaria ocupando un cargo técnico en el PAMI de Salta. Estos episodios reflejan una tendencia que contradice el discurso oficial de meritocracia y profesionalismo.
El problema no es solo político o simbólico. En organismos como el PAMI, que articula servicios médicos y sociales a personas mayores con necesidades complejas, el impacto de una conducción sin preparación puede ser devastador. Designar a alguien sin conocimientos en salud pública, como un comerciante de pollo, no es simplemente un dato llamativo: es una decisión que puede afectar directamente la calidad del servicio, demorar prestaciones o generar fallas administrativas que perjudiquen a los afiliados.
La falta de criterios técnicos para ocupar cargos en el Estado profundiza la desprofesionalización de áreas clave. A la vez, desalienta a profesionales formados y refuerza una lógica donde el acomodo o la lealtad partidaria pesan más que la capacitación. En organismos sensibles como el PAMI, esto no solo deteriora la gestión: pone en juego derechos fundamentales de las personas mayores.
Fuente: MOL
Comentarios
Publicar un comentario