Los vinos y el calentamiento global

 Los cultivos atraviesan un momento dramático como consecuencia del cambio climático y lógicamente el vino lo sufre.

Por Alejandro Iglesias para Bonvivir.com 

 A diario leemos sobre los efectos del cambio climático en el mundo. Ya nadie puede negar que el mundo no es mismo que hace diez año y lo peor es que no parece haber datos favorables para el futuro.



Inundaciones, sequías, plagas y muchos otros efectos desafían a los cultivos del mundo y lógicamente la viticultura no escapa a los azotes climáticos. Para hacer frente a esto en el mundo los productores se unen para compartir experiencias y llevar a delante los cambios que les permitan continuar con su actividad con las menores pérdidas posibles. Sin embargo, todos tienen claro que cada cosecha puede sorprenderlos con desafíos difícil de encarar.



Recientemente, un estudio indicó que hasta el 85% de la superficie cultivada con vides en el mundo corre riesgo para los próximos años si la temperatura media global sigue en ascenso. Entre los escenarios arrojados por este estudio, si la temperatura asciende hasta dos grados el 60% de las tierras hoy destinadas a la viticultura dejarían de ser aptas mientras que si dicho ascenso se ubica en los cuatro grados, solo el 15% de la superficie mundial podría seguir en producción.



Lógicamente cambios de tal magnitud no se pronostican para el corto plazo pero si para los próximos cincuenta años si no se toman medidas que aligeren el impacto del calentamiento global.



Estos efectos se darían por la sensibilidad que tienen la vid ante la alteración de su hábitat. Para contrarrestar esto muchos productores ya comenzaron a desarrollar viñedos en regiones que hoy son extremas y en muchos casos demasiado frías para el cultivo pero que en unos años sin dudas se adecuarían. Otros, apuestan a un cambio de variedades cultivadas. Como actividad económica, la vitivinicultura desarrollo grandes superficie de variedades que son rentables en el mercado, por ejemplo el Cabernet Sauvignon. Sabemos que no todas las cepas dan el mismo resultado en todas las regiones y por lo tanto los viticultores ya estudian cuales reemplazos posibles de acuerdo a las condiciones de cada región.


Últimos incendios en Napa Valley, California.
En materia de vinos algunos expertos destacan como aumentó la gradación alcohólica en algunas regiones del viejo continente como motivo de años más cálidos y soleados.



Los casos más extremos se registraron por ejemplo en California y en Australia donde los incendios en época de sequía llegaron a arrasar grandes extensiones de viñedos. Europa por su parte los viene sufriendo con las heladas en sus principales regiones vitivinícola.



En Argentina como estamos. En la última década se dieron algunas añadas muy especiales en nuestro país. Hubo años frescos, otros lluviosos y muchos dentro de las expectativas. En este sentido podemos decir que el impacto aun no es tan grave aunque las principales regiones vitícolas se encuentran en crisis hídrica por falta de precipitaciones y nevadas invernales. Basta observar el retroceso de los principales glaciares de la cordillera para entender de qué hablamos.



Si consideramos que en Argentina el riego es vital para la actividad vitícola y el principal efecto del calentamiento global se relaciona con las reservas naturales de agua en Mendoza y San Juan, el tema demanda una atención urgente.



Algunos productores ya impulsan cambios en las prácticas de riego. Ante el sistema tradicional de inundación utilizado en el 70% de las áreas cultivadas, el riego por goteo se presenta como la mejor alternativa para administrar el recurso hídrico. Sin embargo, este cambio no es posible para todos los productores por las inversiones que demanda.



Otra tendencia es el cultivo en zonas más frescas, no solo en la montaña sino hacia el sur en la Patagonia. Otros productores incluso estudian el desarrollo de viñas con cepas que se adapten mejor a las condiciones desérticas de las principales zonas vitivinícolas.

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