Por Raúl Solmoirago
La pobreza es el más doloroso sí ntoma del mal funcionamiento de un país que no acierta en las polí ticas sociales, educativas, sanitarias y económicas que den a sus habitantes la igualdad de oportunidades para desarrollarse plenamente como ser humano. La pobreza desnuda también un sistema de corrupción y clientelismo político que muchas veces necesita producir pobres como mecanismo de perpetuación en el poder.
Duele constatar, después de seis años de crecimiento a tasas siderales, el magro resultado de las políticas sociales en cuanto a la inclusión y la respuesta a la inequidad. Los datos actuales de la pobreza nos acercan a aquellos del neoliberalismo de Menem y la caída del 2001 y la brecha entre ricos y pobres son similares a la de los noventa.
Otro dato de la realidad es la incertidumbre en cuanto a las cifras, los datos oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo), en su Última medición, dan un 15,3% de pobreza en el país. Kirchner en sus discursos afirma que la pobreza oscila entre el 22% o 23%, mientras que datos privados y de la Pastoral Social miden una pobreza cercana al 40%. El economista Javier González Fraga denuncia que "este gobierno está fabricando casi 5.000 pobres por día con su política económica".
Un país, dos realidades. Al drama descrito se debe sumar otro análisis, que es la desigualdad que viven distintas regiones del país. El norte argentino se destaca como la región más castigada por la pobreza. El INDEC considera indigentes a quienes no pueden acceder a una canasta de alimentos básicos capaz de cubrir el umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas. Por su parte se consideran pobres a aquellas personas con necesidades básicas insatisfechas pero con capacidad de satisfacer por medio de la compra de bienes y servicios un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
El problema afecta a 1,7 millones de habitantes del NOA y del NEA, sobre un total de 7,5 millones de habitantes (21% del país).Argentina es un país de ingreso medio con un PBI per cápita de 8.000 dólares. Sin embargo, este promedio nacional no permite apreciar las fuertes disparidades existentes entre las distintas regiones del país.
El ingreso por habitante en la jurisdicción más rica del país (Santa Cruz) es 15 veces mayor que el del más pobre, Chaco. Además del Chaco existen otras ocho provincias con similares ingresos, es la región del Norte Grande. Esta región tiene una participación que apenas supera el 10% en el Producto Bruto Interno (PBI) nacional. Más del 42% de la población está bajo la línea de pobreza y un 14% por debajo de la línea de indigencia. Algunos tienen ingresos similares a varios países de África. Las provincias del centro del país reúnen al 74,2% de la población total (27 millones de habitantes), tienen una participación del 83% en el PBI y menos del 25% de sus habitantes está debajo de la línea de pobreza.
En la Patagonia viven mucho menos personas, 4,8% de la población total (1,7 millones de habitantes) y una participación en el PBI del 6,6%. Menos del 16% de sus habitantes es pobre. Las cifras toman en cuenta la ayuda económica que reciben las familias por medio de los "planes sociales". Es decir, la ayuda estatal de 150 pesos mensuales (unos 40 dólares). Se estima que los 13 millones de pobres integran familias que contienen a 1,5 millón de desocupados, otro tanto que recibe planes sociales, parte de los 4,8 millones de asalariados "en negro" y parte de los trabajadores registrados que tiene ingresos muy bajos.
El nivel de pobreza suele asociarse al desempleo. Pero ahora una gran parte de los que trabajan "en blanco o en negro" tiene ingresos insuficientes para costear una canasta familiar. Inversión pública a contramano No se observa en la distribución de la inversión pública del Gobierno Nacional acciones que tiendan a compensar las diferencias regionales. Por el contrario, se ve que en Capital Federal, Santa Cruz y el resto de las provincias patagónicas, la inversión pública per cápita es mayor que en el Norte Grande.
Según datos entre los años 2004 y 2007, la inversión pública nacional, a modo de ejemplo, fue en Capital Federal de $ 598 per cápita, en Misiones de $ 255, en Corrientes $ 230, en Salta $ 191.Los datos mencionados desnudan que la región NEA es una de las más olvidadas del país. En ellas, la pobreza, en particular la rural, es un denominador común que se traduce en necesidades básicas insatisfechas en altísimos porcentajes, escaso acceso a la educación, trabajo infantil e importantes niveles de desnutrición.
El fomento de la actividad económica en regiones de bajo desarrollo es una tarea ineludible de los Estados nacional y provinciales. Por un lado, su acción debe orientarse a la creación de condiciones para la inversión privada.
Para ello, es central la acción pública en infraestructura de transporte, comunicaciones y energía, así como el fortalecimiento de los servicios educativos, de salud y de investigación y desarrollo. No debe descartarse la utilización inteligente de incentivos fiscales. Los regímenes de promoción industrial implementados en algunas provincias argentinas, han servido para reducir las diferencias regionales.
El NEA todavía espera estas acciones. Es la Única región que no cuenta con el servicio de gas natural pese a las reiteradas promesas del gasoducto, las obras de infraestructura para el transporte sólo piensan en Brasil (autopista RN14), las obras hidroeléctricas planeadas miran al país central dejando en la región solo energía cara y el costo del impacto negativo de las mismas. Había decidido escribir sobre el tema antes de las declaraciones del Papa sobre "el escándalo de la pobreza en la Argentina". En realidad quería dar a conocer más que una opinión, un reclamo sobre la tremenda desigualdad entre las distintas regiones del país, donde el norte argentino se destaca como el más pobre entre los pobres.
Por RAUL JORGE SOLMOIRAGO: Miembro Mesa de Conducción Comité Nacional UCR - Diputado Nacional por Misiones 1999-2003 (MC)
La pobreza es el más doloroso sí ntoma del mal funcionamiento de un país que no acierta en las polí ticas sociales, educativas, sanitarias y económicas que den a sus habitantes la igualdad de oportunidades para desarrollarse plenamente como ser humano. La pobreza desnuda también un sistema de corrupción y clientelismo político que muchas veces necesita producir pobres como mecanismo de perpetuación en el poder.
Duele constatar, después de seis años de crecimiento a tasas siderales, el magro resultado de las políticas sociales en cuanto a la inclusión y la respuesta a la inequidad. Los datos actuales de la pobreza nos acercan a aquellos del neoliberalismo de Menem y la caída del 2001 y la brecha entre ricos y pobres son similares a la de los noventa.
Otro dato de la realidad es la incertidumbre en cuanto a las cifras, los datos oficiales del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censo), en su Última medición, dan un 15,3% de pobreza en el país. Kirchner en sus discursos afirma que la pobreza oscila entre el 22% o 23%, mientras que datos privados y de la Pastoral Social miden una pobreza cercana al 40%. El economista Javier González Fraga denuncia que "este gobierno está fabricando casi 5.000 pobres por día con su política económica".
Un país, dos realidades. Al drama descrito se debe sumar otro análisis, que es la desigualdad que viven distintas regiones del país. El norte argentino se destaca como la región más castigada por la pobreza. El INDEC considera indigentes a quienes no pueden acceder a una canasta de alimentos básicos capaz de cubrir el umbral mínimo de necesidades energéticas y proteicas. Por su parte se consideran pobres a aquellas personas con necesidades básicas insatisfechas pero con capacidad de satisfacer por medio de la compra de bienes y servicios un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales.
El problema afecta a 1,7 millones de habitantes del NOA y del NEA, sobre un total de 7,5 millones de habitantes (21% del país).Argentina es un país de ingreso medio con un PBI per cápita de 8.000 dólares. Sin embargo, este promedio nacional no permite apreciar las fuertes disparidades existentes entre las distintas regiones del país.
El ingreso por habitante en la jurisdicción más rica del país (Santa Cruz) es 15 veces mayor que el del más pobre, Chaco. Además del Chaco existen otras ocho provincias con similares ingresos, es la región del Norte Grande. Esta región tiene una participación que apenas supera el 10% en el Producto Bruto Interno (PBI) nacional. Más del 42% de la población está bajo la línea de pobreza y un 14% por debajo de la línea de indigencia. Algunos tienen ingresos similares a varios países de África. Las provincias del centro del país reúnen al 74,2% de la población total (27 millones de habitantes), tienen una participación del 83% en el PBI y menos del 25% de sus habitantes está debajo de la línea de pobreza.
En la Patagonia viven mucho menos personas, 4,8% de la población total (1,7 millones de habitantes) y una participación en el PBI del 6,6%. Menos del 16% de sus habitantes es pobre. Las cifras toman en cuenta la ayuda económica que reciben las familias por medio de los "planes sociales". Es decir, la ayuda estatal de 150 pesos mensuales (unos 40 dólares). Se estima que los 13 millones de pobres integran familias que contienen a 1,5 millón de desocupados, otro tanto que recibe planes sociales, parte de los 4,8 millones de asalariados "en negro" y parte de los trabajadores registrados que tiene ingresos muy bajos.
El nivel de pobreza suele asociarse al desempleo. Pero ahora una gran parte de los que trabajan "en blanco o en negro" tiene ingresos insuficientes para costear una canasta familiar. Inversión pública a contramano No se observa en la distribución de la inversión pública del Gobierno Nacional acciones que tiendan a compensar las diferencias regionales. Por el contrario, se ve que en Capital Federal, Santa Cruz y el resto de las provincias patagónicas, la inversión pública per cápita es mayor que en el Norte Grande.
Según datos entre los años 2004 y 2007, la inversión pública nacional, a modo de ejemplo, fue en Capital Federal de $ 598 per cápita, en Misiones de $ 255, en Corrientes $ 230, en Salta $ 191.Los datos mencionados desnudan que la región NEA es una de las más olvidadas del país. En ellas, la pobreza, en particular la rural, es un denominador común que se traduce en necesidades básicas insatisfechas en altísimos porcentajes, escaso acceso a la educación, trabajo infantil e importantes niveles de desnutrición.
El fomento de la actividad económica en regiones de bajo desarrollo es una tarea ineludible de los Estados nacional y provinciales. Por un lado, su acción debe orientarse a la creación de condiciones para la inversión privada.
Para ello, es central la acción pública en infraestructura de transporte, comunicaciones y energía, así como el fortalecimiento de los servicios educativos, de salud y de investigación y desarrollo. No debe descartarse la utilización inteligente de incentivos fiscales. Los regímenes de promoción industrial implementados en algunas provincias argentinas, han servido para reducir las diferencias regionales.
El NEA todavía espera estas acciones. Es la Única región que no cuenta con el servicio de gas natural pese a las reiteradas promesas del gasoducto, las obras de infraestructura para el transporte sólo piensan en Brasil (autopista RN14), las obras hidroeléctricas planeadas miran al país central dejando en la región solo energía cara y el costo del impacto negativo de las mismas. Había decidido escribir sobre el tema antes de las declaraciones del Papa sobre "el escándalo de la pobreza en la Argentina". En realidad quería dar a conocer más que una opinión, un reclamo sobre la tremenda desigualdad entre las distintas regiones del país, donde el norte argentino se destaca como el más pobre entre los pobres.
Por RAUL JORGE SOLMOIRAGO: Miembro Mesa de Conducción Comité Nacional UCR - Diputado Nacional por Misiones 1999-2003 (MC)
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