Orígenes del Conflicto
En 1835 Juan Manuel De Rosas ponía en vigencia la Ley de Aduanas que protegía la Industria Nacional. Esto entraba en directa oposición con los intereses anglo•franceses, que desde hacía tiempo buscaban imponer su hegemonía en el Río de La Plata.
En Junio de 1845, los invasores se apoderaron de Montevideo y en Septiembre de ese mismo año ocuparon la estratégica isla “Martín García”, saqueando más tarde Gualeguaychú.
El pueril pretexto de “Castigar al tirano de la confederación”, encubría a la par que una intromisión en los asuntos internos de una Nación soberana, la decisión de avasallar nuestros derechos, navegando sin permiso a través de los ríos interiores para comercializar los productos de las numerosas naves mercantes encolumnadas tras los buques de guerra de los dos Imperios.
Cuatro Baterías: Restaurador, Manuelita, General Brown y General Mansilla, junto a Milicianos, paisanos y patricios, dieron batalla a la poderosa flota en la “Vuelta de Obligado” (Un recodo del Paraná de 700 Mts de ancho) entre las Localidades de San Pedro y Ramallo.
Debido a lo desparejo del armamento que confrontaban, el coraje de nuestros soldados no pudo impedir el paso de las naves, pero las acciones continuaron luego, al regreso de la flota en Tonelero, Acevedo, San Lorenzo y El Quebracho. El implacable hostigamiento de nuestros patriotas dio finalmente sus frutos.
Las noticias de la flota duramente castigada, con muchas naves mercantes perdidas, hizo que los gobiernos ingleses y franceses pidieran la paz al gobierno nacional. Así, el sacrificio de los héroes de Obligado convirtió aquella derrota en la más grande de las victorias; la que preservó ante los ojos del mundo la soberanía de los Argentinos.
VUELTA DE OBLIGADO
“Allí los tenéis”!!! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar sin más título que la fuerza de las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro País!!! Pero no lo conseguirán impunemente! Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes de verlo bajar de donde flamea!”.
Esta es la arenga del General LUCIO NORBERTO MENSILLA, aquella mañana soleada del 20 de noviembre de 1845, ante milicianos criollos, dejó paso a una seca orden a sus cañones: ¡FUEGO!
El estruendo de la artillería argentina se estremeció con vivas a la Patria y entonces fue el combate, duro y a muerte. Unos 250 muertos y cerca de 400 heridos nuestros, fueron el precio que se pagó por la defensa de la soberanía, en ese recodo del río. El paso fue forzado por el enemigo anglo•francés, muy superior en número y bocas de fuego, también a un costo de vidas y barcos.
La mejor síntesis de lo ocurrido la haría, más tarde y desde su exilio, el Libertador Grl SAN MARTÍN, en carta a TOMÁS GUIDO (Representante Argentino ante el imperio del Brasil, en aquel momento):”Demostraron que los argentinos no somos empanadas que se comen con sólo abrir la boca
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