Abono orgánico de yerbales en Tres Capones


Una de recomendaciones más frecuentes de los profesionales vinculados a la agronomía señala que el productor debe efectuar un aprovechamiento integral de su explotación agropecuaria. Esto también se aplica al universo yerbatero, ya que por lo general en las chacras donde se cultiva yerba mate también se desarrollan otras actividades. Uno los ejemplos de este concepto se encuentra en la localidad de Tres Capones, en la Zona Sur de la provincia de Misiones, donde el productor Mario Zappa utiliza el estiércol de ganado como materia prima para abonar su yerbal.

Zappa integra la Red de Productores Evaluadores del Programa Regional de Asistencia al Sector Yerbatero (PRASY), que desde fines del 2007 ejecuta el INYM, y cuenta con respaldo técnico del ingeniero agrónomo Marcelo Warchol. “Este productor vio la necesidad de aumentar el abono orgánico en su cultivo de yerba mate y decidió aprovechar el encierro del ganado vacuno para lograr su objetivo”, comentó el profesional.
La estrategia del productor es sencilla. Durante el día sus animales están en el potrero, pero al caer la noche los encierra en un dormidero que cuenta con un galpón techado de 15 x 20 metros. Con este método logra acopiar una gran cantidad de estiércol; materia prima de su abono orgánico. “Cada uno evalúa sus costos pero obviamente que es mejor contar con un lugar que tenga techo porque este abono es un compost que tarda mucho tiempo en secarse”, remarca Warchol.
Una vez que cuenta con una cantidad suficiente, el productor intercala algunas capas de estiércol con otras de aserrín, por medio de un tractor. El uso del aserrín tiene una doble ventaja; por un lado aumenta el volumen del abono y, por otro, se trata de un material disponible.
Con la remoción el compuesto se va secando, hasta que está listo para su aplicación en campo. “De este galpón se sacan unos 40 acoplados, que son casi 200 metros cúbicos de abono. Es una buena inversión para levantar la producción de yerbales”, enfatizó sin dudar Warchol.

Durante la recorrida por la zona, el profesional comentó que el yerbal de Zappa fue implantado a mediado de los años '80, con una densidad promedio de unas 1.800 plantas por hectárea. Parado en una de las calles de la plantación explicó que el abono se distribuye con un acoplado tirado por un tractor, con operarios que lo van depositando alrededor de cada planta. “Lo que se hace es una rotación; es decir que cada tres años se incorporan unas 20 toneladas de material orgánico por hectárea”.
El manejo del suelo se complementa con el uso de cubiertas verdes mediante raygrass y avena (ambas tienen un desarrollo realmente notable) y con una cosecha que deja alrededor de un 30% de hoja verde en planta. “Se trata considerar varios aspectos que hacen al desarrollo de la planta. Y considerar al suelo como una inversión que en el mediano plazo, digamos dos o tres años, comienza a rendir sus frutos”, concluyó Warchol.

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