Una niña de 10 años fue brutalmente asesinada a golpes y luego calcinada, tras haber sido atacada sexualmente por su primo de 22 años, quien confesó el crimen ante un familiar. Ocurrió en la localidad bonaerense de Lobos, donde la nena estaba desaparecida desde el domingo. El joven que reconoció el femicidio quedó detenido.
Guadalupe Ezeiza tenía 10 años. El domingo a la noche su madre denunció ante la comisaría de Lobos que la niña no había regresado a la casa. Ese día más temprano, Sergio Ramón Oliveira, de 22 años y primo de la víctima, la había pasado a buscar para llevarla a un cumpleaños.
Al parecer, el hombre debía pasar a buscar por la casa de otro familiar a su propia hija, de una edad similar a la de Guadalupe, y llevar a ambas niñas juntas a la fiesta de cumpleaños, lo que nunca se concretó, contaron fuentes cercanas a la investigación. "Aparentemente era habitual que las dos niñas pasaran tiempo juntas pero no que la víctima se quedara a solas con su primo", explicaron.
Mientras la Policía inició la búsqueda de Guadalupe en base a los datos aportados por la madre, Oliveira se presentó en la casa de un familiar en la vecina ciudad de Roque Pérez, con una crisis nerviosa. "Me mandé una cagada, por la nena no pude hacer nada", dijo el ahora imputado a uno de sus familiares.
Ante esta situación, los efectivos se dirigieron a la casa de Oliveira, ubicada en avenida Yrigoyen al 1200, de Lobos -a unas 20 cuadras del domicilio de la víctima-, y allí constataron que el inmueble estaba cerrado con llave y que nadie atendía.
Al ingresar a la vivienda, los policías hallaron el cadáver calcinado de Guadalupe, sentado contra una pared, sobre unas brasas, detallaron los informantes. "La víctima presentaba signos de violencia y de incineración", señaló el jefe policial a cargo de la investigación.
Los peritos que practicaron la autopsia determinaron que la niña sufrió quemaduras en la zona genital, lo que borró las potenciales pruebas que podían obtenerse para acreditar si se consumó una violación.
Oliveira fue detenido y trasladado por una delegación policial desde Roque Pérez a Lobos, donde quedó detenido. En la casa del acusado, los peritos levantaron una serie de rastros que indicarían que el agresor quemó aparte algunas de las prendas de vestir de la niña y también un pantalón suyo, al tiempo que secuestraron unos guantes de boxeo.
El informe preliminar de la autopsia practicada al cuerpo de Guadalupe reveló que la niña presentaba fuertes traumatismos de cráneo por una serie de golpes recibidos en la cabeza y también en el rostro, y que la causa de muerte fueron las quemaduras que dañaron sus órganos vitales.
A su vez, los médicos forenses determinaron que había signos de defensa en los miembros superiores de la niña, otro indicio que refuerza la hipótesis del abuso sexual como móvil del crimen y que coincide con los rasguños que los peritos encontraron en el cuerpo del ahora acusado, añadió la fuente judicial.
Los peritos no hallaron signos de la presencia de una tercera persona, por lo que todas las sospechas de los investigadores apuntan únicamente al detenido. En la instrucción de la causa interviene también personal de la Ayudantía Fiscal de Lobos, a cargo de Gisela Dupraz.
Guadalupe Ezeiza tenía 10 años. El domingo a la noche su madre denunció ante la comisaría de Lobos que la niña no había regresado a la casa. Ese día más temprano, Sergio Ramón Oliveira, de 22 años y primo de la víctima, la había pasado a buscar para llevarla a un cumpleaños.
Al parecer, el hombre debía pasar a buscar por la casa de otro familiar a su propia hija, de una edad similar a la de Guadalupe, y llevar a ambas niñas juntas a la fiesta de cumpleaños, lo que nunca se concretó, contaron fuentes cercanas a la investigación. "Aparentemente era habitual que las dos niñas pasaran tiempo juntas pero no que la víctima se quedara a solas con su primo", explicaron.
Mientras la Policía inició la búsqueda de Guadalupe en base a los datos aportados por la madre, Oliveira se presentó en la casa de un familiar en la vecina ciudad de Roque Pérez, con una crisis nerviosa. "Me mandé una cagada, por la nena no pude hacer nada", dijo el ahora imputado a uno de sus familiares.
Ante esta situación, los efectivos se dirigieron a la casa de Oliveira, ubicada en avenida Yrigoyen al 1200, de Lobos -a unas 20 cuadras del domicilio de la víctima-, y allí constataron que el inmueble estaba cerrado con llave y que nadie atendía.
Al ingresar a la vivienda, los policías hallaron el cadáver calcinado de Guadalupe, sentado contra una pared, sobre unas brasas, detallaron los informantes. "La víctima presentaba signos de violencia y de incineración", señaló el jefe policial a cargo de la investigación.
Los peritos que practicaron la autopsia determinaron que la niña sufrió quemaduras en la zona genital, lo que borró las potenciales pruebas que podían obtenerse para acreditar si se consumó una violación.
Oliveira fue detenido y trasladado por una delegación policial desde Roque Pérez a Lobos, donde quedó detenido. En la casa del acusado, los peritos levantaron una serie de rastros que indicarían que el agresor quemó aparte algunas de las prendas de vestir de la niña y también un pantalón suyo, al tiempo que secuestraron unos guantes de boxeo.
El informe preliminar de la autopsia practicada al cuerpo de Guadalupe reveló que la niña presentaba fuertes traumatismos de cráneo por una serie de golpes recibidos en la cabeza y también en el rostro, y que la causa de muerte fueron las quemaduras que dañaron sus órganos vitales.
A su vez, los médicos forenses determinaron que había signos de defensa en los miembros superiores de la niña, otro indicio que refuerza la hipótesis del abuso sexual como móvil del crimen y que coincide con los rasguños que los peritos encontraron en el cuerpo del ahora acusado, añadió la fuente judicial.
Los peritos no hallaron signos de la presencia de una tercera persona, por lo que todas las sospechas de los investigadores apuntan únicamente al detenido. En la instrucción de la causa interviene también personal de la Ayudantía Fiscal de Lobos, a cargo de Gisela Dupraz.
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