En dos violentos asaltos se llevaron más de 12 mil pesos

El primer atraco ocurrió a las 13 en una casa en el Centro y la víctima tiene 81 años. El segundo fue a las 17. Tres delincuentes asaltaron en un Rapipago, en avenida Tacuarí.
Dos violentos asaltos dejaron a la ciudad inmersa en una sensación de inseguridad escalofriante. En uno de ellos, ocurrido al mediodía y en pleno Centro, un delincuente esperó a un hombre de 81 años en su casa y cuando este llegó, luego de cobrar casi 5 mil pesos, lo golpeó y tras amenazarlo con un machete se llevó el dinero. El segundo fue cerca de las 18 en la zona Oeste en un concurrido local comercial donde se pueden pagar las boletas de servicios. De allí tres hombres, dos armados, amedrentaron a los dueños, los dejaron encerrados en un baño y se llevaron casi 8 mil pesos.
En ambos casos se estima que los ladrones tenían el dato de que había dinero y esperaron el momento oportuno para hacerlo.
El Territorio dialogó con las víctimas, quienes agradecieron poder contar la historia.

Asalto en pleno Centro
Carlos Salvador Vuotto, con sus 81 años, en la mañana de ayer se fue a cobrar el cheque de un alquiler de una propiedad por calle La Rioja junto a su secretaria y mano derecha, Elizabet Machado (40). A diferencia de otros meses, los casi 5 mil pesos debía ir a cobrarlos al banco Río y no al Francés, lo que le llamó la atención.
Pero la mayor sorpresa fue cuando volvió a su casa de calle Alvear 279, a pasos de la calle San Lorenzo, cerca de las 13 de ayer.
“Nosotros entramos y la secretaria cerró la puerta. Hicimos los ocho metros por el pasillo y yo me iba a la pieza a cambiar la ropa”, dijo el hombre de 81 años.
La secretaria le iba a hacer un jugo de naranjas y cuando estaba por rebanar una de las frutas escucha un grito. “Yo solté el cuchillo y me fui corriendo, pero si lo llevaba nos íbamos a bañar en sangre todos, porque él tenía un machete y yo lo saqué de encima de él”, recordó Elizabet, aún conmocionada.
Con mucha tranquilidad, Carlos Vuotto siguió relatando que “yo entré a mi casa por la cocina, seguí hasta mi pieza y cuando me estaba sacando la remera, porque me cuesta porque tengo un brazo lastimado, viene el muchacho y me agarra del cuello y me tira a la cama. Yo me quedo boca arriba zapateando en el aire porque por mi brazo no podía levantar y el ladrón agarró un machete de 60 centímetros, me lo puso en la garganta y me decía ‘me das la plata o te corto el cogote’. Yo en ese momento grité y vino mi secretaria, pero él antes metió su mano en mi bolsillo y me sacó el rollo de billetes con los 4780 pesos del alquiler”.
Y Elizabet agregó que “yo fui y le saqué de encima del Señor, y empezamos a forcejear y me sacó de encima suyo y me decía: ‘abra la caja fuerte’. ‘Qué caja fuerte si acá no hay’, le dije, y se fue con el machete y todo”.

Ya estaba en la casa
“El ladrón se tomó una cerveza en el patio y también defecó en el baño, y no tiró la cadena”, contó Elizabet aún asombrada por la usurpación y la tranquilidad del delincuente.
Además, revisó la cartera de Elizabet, donde ella tenía 900 pesos para pagar unas cuentas en un sobre. Y adentro le dejó una carta que decía: “Tenías 900 pesos, qué perra puada. No vayas a denunciar”.
Luego del violento episodio, Vuotto y su secretaria llamaron a sus familiares y, por concejo de ellos, cerca de las 17 de ayer hicieron la denuncia. “La Policía nos dijo que son habituales este tipo de hechos, pero si esto pasa en pleno centro, no me quiero imaginar en las afueras”, reflexionó Vuotto, quien espera no pasar otra situación similar.

El asalto en el Rapipago
Ya cerca de las 17.30 de ayer, otra denuncia por asalto alertó a la Policía. Esta vez fue en un Rapipago ubicado en avenida Tambor de Tacuarí casi calle 121, frente a una peluquería, una revistería y a pasos de una estación de servicios YPF.
Cerca de las 17, Alicia Tajes (54) y Juan Reynoso (61), estaban atendiendo el local y de pronto entraron dos hombres de unos 30 años y con armas en las manos. Y uno se quedó afuera de campana.
Los delincuentes, de 1,70 metros aproximadamente, tenían jeans prelavados azules, gorras azules o negras y lentes oscuros.
“Estaban muy prolijos, limpitos, y parecía que los vistió la misma persona porque parecían mellizos”, contó Alicia Tajes, encargada del Rapipago y quien recibió la primera amenaza.
Y siguió: “Nos obligaron a ponernos de rodilla y meternos debajo del escritorio y uno de ellos empezó a revisar”.
Su esposo, Reynoso, agregó que “tenían unas hermosas armas que brillaban”. Según la Policía eran revólveres calibre 38.
Luego de revisar la caja registradora y todos los sobres y papeles, le pidieron que abran la caja fuerte y sólo había en el local la llave de un buzón de la caja fuerte. “Nos pedían la llave de la caja, pero no la tenemos nunca en el negocio, y nos insistían con eso y agarraron las llaves de la casa”, dijo Alicia en diálogo con El Territorio.
“Nos dijeron: ‘alguien que no los quiere los entregó’, pero yo creo que ellos dicen eso porque a todos les dicen lo mismo”, aseguró Juan Reynoso a El Territorio.
“Tengo que hacer un arqueo de cajas y ahí recién voy a saber cuánto se llevaron, pero era entre 7 y 8 mil pesos”, precisó Alicia. Quien agregó: “Pero agradecemos que estamos bien y que podemos contar la historia”.

Encerrados
Una vez que juntaron la plata, los ladrones los encerraron en el baño, tomaron las llaves del local, un celular y una cámara fotográfica, y cerraron de afuera el negocio para darse a la fuga a pie hacia el Oeste.
“A mí me llamaron de un celular que no lograron llevarse para que venga a abrir el negocio, porque quedaron encerrados en el baño”, contó Fernanda Ruiz (26) empleada del lugar pero que no estaba en ese momento en el local.
Por ambos casos la Policía montó amplios operativos de rastrillaje por la zona, aunque hasta anoche no había detenidos.


Fuente: EL Territorio

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